El gigante fabricante de chips Nvidia superó las expectativas de Wall Street al reportar ingresos de 39.300 millones de dólares en el cuarto trimestre de su año fiscal 2025, lo que representó un aumento del 12% respecto al trimestre anterior y un salto del 78% en comparación con el mismo periodo del año pasado. La mayor parte de estos ingresos provino de su división de centros de datos, que alcanzó los 35.600 millones de dólares, evidenciando un crecimiento del 93% interanual.

Durante la conferencia de resultados, el CEO Jensen Huang atribuyó este notable desempeño a la “demanda asombrosa” de su chip Blackwell, diseñado específicamente para aplicaciones de inteligencia artificial, aprendizaje automático y computación de alto rendimiento. Huang señaló que “la inteligencia artificial avanza a la velocidad de la luz, y tanto la IA agentiva como la física están sentando las bases para la próxima ola de innovación que revolucionará las industrias más importantes”.

Aunque las acciones de Nvidia cerraron el día con una subida del 3.67% hasta alcanzar los 131.28 dólares, se registró una ligera caída del 1.49% en las operaciones extrabursátiles, tras haber alcanzado un máximo anterior. Este comportamiento se enmarca en un contexto de alta volatilidad en el mercado, recordando el episodio de finales de enero en que las acciones de la empresa sufrieron su mayor caída en un solo día, perdiendo cerca del 17% de su valor tras el lanzamiento de un competidor en el sector de inteligencia artificial por parte de una firma china.

La compañía reafirma su compromiso de mantenerse en la vanguardia tecnológica en un entorno en que otras grandes empresas estadounidenses también están ampliando sus capacidades en inteligencia artificial. Además, se observa que algunas compañías dedicadas a la minería de Bitcoin están diversificando sus operaciones, destinando parte de su capacidad energética a soportar modelos de lenguaje y otras aplicaciones que requieren altos niveles de cómputo.

Expertos del mercado consideran que la reducción del gasto en tecnologías de IA podría contribuir a mitigar la inflación, lo que potencialmente facilitaría la implementación de políticas monetarias más favorables por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos.