El presidente argentino Javier Milei se ha visto envuelto en una profunda polémica tras respaldar en un tuit el token LIBRA. Con una audiencia de casi 3,8 millones de seguidores, su aparente apoyo provocó que el valor del criptotoken se disparara de casi cero hasta alcanzar los 5 dólares, momentáneamente elevando su capitalización de mercado a cerca de 4.000 millones de dólares. Sin embargo, la efervescencia generada y la reacción negativa del público hicieron que el post fuera eliminado pocas horas después, lo que desencadenó una drástica caída en el precio y pérdidas millonarias para numerosos inversores.

El proyecto relacionado, denominado Viva La Libertad, incorporaba en su nombre el lema del presidente y tenía como objetivo canalizar fondos de manera descentralizada para argentinos, con un esquema de distribución que asignaba 50% de los tokens al crecimiento nacional, 30% a la liquidez y 20% al tesoro. La polémica se intensificó al revelarse la participación de Hayden Davis, un desarrollador estadounidense y CEO de Kelsier Ventures, a quien se le atribuyó un rol importante en el lanzamiento del memecoin. Aunque se habló de una asesoría a Milei, la oficina presidencial negó cualquier vínculo oficial.

Además, otras personalidades del ámbito cripto, como Dave Portnoy y un representante anónimo identificado como “Meow”, estuvieron asociados al arranque y promoción del token, lo cual ha llevado a comparaciones con otros incidentes similares en el mercado de las criptomonedas.

Diversos críticos han acusado al mandatario de fomentar un posible fraude, señalándolo por incitar a inversores a apostar por un activo volátil que terminó colapsando. Expertos, abogados y figuras políticas han entablado denuncias, alegando que la intervención de Milei en el mercado digital podría haber facilitado operaciones fraudulentas, manipulación del precio y comercio con información privilegiada. Incluso se ha iniciado una investigación formal, que incluye análisis tanto en Argentina como en España, y se han mencionado posibles extensiones hacia organismos internacionales.

Frente a estas acusaciones, Milei y su equipo han defendido su postura señalando que el apoyo brindado forma parte de su filosofía de estimular iniciativas empresariales y de inversión. En declaraciones públicas, el presidente tildó a sus detractores de oportunistas que pretenden usar esta situación para fines puramente políticos. Asimismo, se ha abierto un debate sobre la responsabilidad que tienen las figuras públicas al promocionar activos digitales tan volátiles, poniendo en cuestión los límites éticos y legales en este nuevo escenario financiero.

El episodio, conocido como ‘Libragate’, se suma a una serie de casos en el mundo de las criptomonedas donde la especulación y la manipulación han dejado profundas cicatrices en el mercado, resaltando la urgente necesidad de implementar regulaciones que protejan a los inversores y aseguren la integridad del sistema financiero digital.

En conclusión, la controversia no solo evidencia los riesgos asociados a las inversiones en criptomonedas, sino que también subraya el poder e influencia que pueden tener los líderes políticos en los mercados digitales, haciendo indispensable un análisis riguroso y regulaciones más claras para prevenir futuros abusos.