Brian Moynihan, director ejecutivo de Bank of America, sugirió recientemente que la entidad podría lanzar una stablecoin, siempre y cuando se apruebe una legislación integral en Estados Unidos. Durante su intervención en el Economic Club de Washington DC, Moynihan afirmó que la combinación de innovación en tecnología financiera y la preservación de sucursales físicas sigue siendo un pilar central de la estrategia del banco. Según sus declaraciones, en el caso de que se legalice, están dispuestos a entrar en el negocio emitiendo tokens respaldados por el dólar, posiblemente vinculados a las cuentas de depósito de sus clientes, sin detallar aún aspectos concretos del producto.

En paralelo, el escenario regulatorio para las stablecoins se ha convertido en una prioridad para los legisladores estadounidenses. Diversos proyectos de ley, como el Lummis-Gillibrand Payment Stablecoin Act, el Clarity for Payment Stablecoins Act of 2024 y el denominado GENIUS stablecoin bill, demuestran el interés por establecer un marco normativo que permita aprovechar estos activos digitales. La representante Maxine Waters abogó por una regulación bipartidista, destacando una propuesta anterior del ex presidente del comité de Servicios Financieros de la Cámara, Patrick McHenry, que gozó de preferencia frente a otras alternativas.

En particular, el Clarity for Payment Stablecoins Act of 2024, impulsado por el senador Bill Hagerty, introduce la posibilidad de implementar regulaciones a nivel estatal para emisores de stablecoins que cuenten con una capitalización inferior a 10 mil millones de dólares, diferenciándose así de los esquemas federales. Por otro lado, Christopher Waller, gobernador de la Reserva Federal, destacó en una conferencia la oportunidad que representan las stablecoins para modernizar los pagos transfronterizos y el comercio internacional, sugiriendo que tanto bancos como entidades no bancarias deberían poder emitir estas monedas digitales reguladas. Waller puntualizó que la incorporación de nuevos actores del sector privado podría impulsar el uso de stablecoins en pagos minoristas, aprovechando sus costos reducidos y tiempos de liquidación casi instantáneos, frente a los procesos tradicionales que pueden demorar días o semanas y generar altos costos de transacción.